El monstruo que llevo por dentro

Desde un solo pliego, mi mente se desborda en un solo plano, mi mano. Todo lo que siento y pienso de algo nace, mal nacido, con cara de humano, huevo partido. Que no he entendido el firmamento entre el cielo y la tierra; y aún me queda robustamente inundable para el entendis de mi silencio, por mas que me miro en el laberinto de ideas de ruedas gastadas que se quedan en un solo sitio. Que soy una copa de corazón con alma llena de vidrios partidos, que cuando hablan, inhalan o exhalan botando el monstruo que llevo por dentro; y me mira, como si lo hubiese parido. La sombra que me persigue, que me amenaza con hablar de mis instintos, no hay manera de matarla, para que me deje al fin tranquilo.

Laberinto

¡Cuídate! le decían, en vez de enseñarle a confrontar los dilemas, ¡cuídate! le repetían; y se cuidaba. Así aprendió a luchar en la vida, cuidándose, esquivándose, escondiéndose.

Y de tanto cuidarse y defenderse, más hacia dentro del laberinto iba, hasta el día de hoy, que ya ni recuerda la salida.

¡Cuídate! del que te diga: ¡Cuídate!, de la persona que no te muestre el camino certero, la verdadera salida.

Hoy, de tanto cuidarse, vive en su propio laberinto sin salida.

Espera

Se ha quedado callada, silenciosa, mirándo a lo lejos a ése alguien que no le llega, vive de la ilusión de que algún día llegará, y se encontrarán en algún bar, en un hotel, o en la brisa de un parque, en la sencillez de pasar por su ventana.

A veces la devasta la espera.

A optado por callar, alguien le ha convencido que es mejor callar, no hablar, y de tantas palabras guardadas ha engordado, se ha tragado las palabras, mientras espera.

Se le pierde la vista, ya casi se queda ciega, ya no mira, ya no lee, ya no escribe, ya no.

Le ha consumado la espera de ése alguien que le prometió algún día llegar, se le fuma la vida, en esperar.

Niño y mujer

Era un hombre como cualquier otro, se afeitaba, trabajaba, veía películas de guerra y de terror, si, como cualquiera otro. Casi no recordaba sus momentos de niño, momentos que dejó atrás, para hacerse hombre.

Solo la tibieza de una mujer lo arropa, solo la ternura de una mujer lo transforma en niño, le hace aguar los ojos. Solo aquella mujer logra darle leche de sus senos, solo una mujer es capaz de hacerle sentir niño otra vez.

El le pasa la mano por su pelo, le acaricia el hombro, y duerme en sus senos. Como un niño. Mientras ella le habla suavecito, despacito, con dulzura le susurra cuentos mientras lo invita a beber una y otra vez de sus senos... sus ojos se encuentran, y sus almas se miran.

Olas

Me siento en la arena, y te llamo, con la mente y los sentimientos, con el corazón que palpita, con el deseo. Te veo venir como caballo de mar, como sirena, como olas que vienen y van.

Un punto blanco que va acrecentando, viene con furia acompañado de vientos funestos, vienes hacia mí, mirando desde lejos mis ojos y leyendo mi deseo y corazón.

Das vueltas sobre las olas, eres espuma y caricia, suave burbujas blancas bañadas de sal, vienes hacia mí, para bañarme la vida y besarme los pies.

*5/20*

*5/20*

Bienvenid@ a mi casa, a mi buzón y a mis cartas.

Att.
Neo * 5/20 * Vecin@