Desde un solo pliego, mi mente se desborda en un solo plano, mi mano. Todo lo que siento y pienso de algo nace, mal nacido, con cara de humano, huevo partido. Que no he entendido el firmamento entre el cielo y la tierra; y aún me queda robustamente inundable para el entendis de mi silencio, por mas que me miro en el laberinto de ideas de ruedas gastadas que se quedan en un solo sitio. Que soy una copa de corazón con alma llena de vidrios partidos, que cuando hablan, inhalan o exhalan botando el monstruo que llevo por dentro; y me mira, como si lo hubiese parido. La sombra que me persigue, que me amenaza con hablar de mis instintos, no hay manera de matarla, para que me deje al fin tranquilo.
Hace 1 año